Desmotivaciones.

  ¡Buenos tardes! Hoy estoy super desanimada. Acabo de llegar a la biblioteca, y me he metido en cuanto he podido aqui para poder desahogarme. He tenido un día horrible. Además de que he tenido un examen el cual me ha salido realmente mal, he tenido una pelea en el trabajo.
El lugar donde trabajo
   He estado una semana entera únicamente en la biblioteca, preparándome para el examen que he tenido hoy, y en la cafetería, donde trabajo. En esa semana no he tenido tiempo de hacer nada, ni si quiera de utilizar el ordenador. Pero no ha merecido la pena.
  
    Ya estoy harta del trabajo. Mi jefa se cree que puede tratarme como quiera. No puedo irme a casa hasta que ella me lo diga, y muchos días me tengo que quedar más horas de las que acordamos. De hecho, hay días que me he perdido la primera clase por estar trabajando. Pero claro, de momento tendré que soportarlo, porque ahora mismo no puedo permitirme estar sin trabajo. De todas formas voy a intentar buscar otro que sea mucho menos exigente, porque como siga así dudo mucho que apruebe alguna asignatura.

   Por otra parte, en la universidad poco a poco voy conociendo a más gente. Pero tampoco tengo mucho tiempo para estar con ellos fuera del ámbito universitario. La relación con mis compañeros de piso va mejorando, aunque el finde pasado decidieron hacer una fiesta en casa, y claro, tuvimos una pelea porque no me dejaban estudiar ni dormir. Con Elena, mi compañera, estoy muy bien. Ella también ha tenido que dejar a su familia para venirse aqui a estudiar, por lo que estamos casi en las mismas circunstancias, nos entendemos a la perfección.
  
  Hoy voy a descansar y a intentar dormir, que llevo unos días durmiendo 5 horas o menos. Mañana me pondré a buscar otro trabajo, aunque se que no será fácil.
¿Creeis que debo soportar el trato que recibo por parte de mi jefa?

Injusticias.

   Exactamente en estos momentos el reloj marca las 14:27. Sólo quedan tres minutos para terminar de una vez la clase de Francés. Aún no entiendo la razón de por qué mis padres me obligan a asistir a esta asignatura. No me entero de nada, y como cada año, me quedará para Septiembre.
   Exactamente me quedan tres minutos para poder salir de este maldito sitio, al que cada día tengo más odio. Es viernes. Podré estar fuera de este lugar dos largos días. Dos días en los cuales no tendré que ver a toda esta gente que me tortura cada día. ¿Y por qué? Porque soy diferente a ellos. No es justo, nada es justo. Desde el primer momento que me vieron han intentado hacerme la vida imposible. Yo no les he hecho nada, no tengo la culpa de haber nacido en otro país, no tengo la culpa de que tuviésemos que emigrar. Pero yo no quiero estar aquí. No lo soporto. Y pensar que tendré que aguantar en este colegio otros dos años. Pero claro, a mis padres no les puedo decir nada. No se lo merecen, trabajan día y noche para poder pagar mi educación.

   Suena el tiembre, por fin. Que ganas tengo de llegar a casa. No me lo puedo creer. Juan y sus amigos estan en la salida. Voy a intentar esconderme. Que no me vean, que no me vean, que no me vean. ¡No!, vienen hacia mi. Tengo que correr. No sirve de nada, me alcanzan. Otra vez empiezan con sus insultos. Tengo miedo. Esta vez me ha hecho daño fisicamente. ¡Qué alguien me ayude! Pero nada sale de mi boca, ¿por qué no me salen las palabras? Se han cansado. Se van, y ni me ayudan a levantarme del suelo. Me duele, me ha hecho sangre. ¿Qué le diré ahora a mis padres? No puedo volver, no aguanto más, todos los días lo mismo. Nadie me habla, soy transparente para todo el mundo, excepto para Juan y sus amigos. Tengo que acabar con esto ya. Pero, me llamarán cobarde. Aunque prefiero eso, a seguir viviendo así. Se acabó.


  
   "Mario, un joven de nacionalidad china, ha decidido acabar con su vida en un acto suicida. Aún se desconocen las causas, pero hay indicios que indican que se ha debido al maltrato tanto psicológico como físico que sufría por parte de sus compañeros."

Nueva vida.

   Luísa se despertó ese día con un mal presentimiento, intuía que algo desagradable iba a suceder, pero no sabia exactamente el qué. La mañana transcurrió como cada día. Pero al regresar a su casa de la universidad sabía que algo malo ocurría. Se encontró a su madre llorando en el salón, y a su padre consolándola. Ellos le pidieron que se sentase, que tenían que hablar. Su padre habló:
   -Le han diagnosticado una enfermedad no muy frecuente a tu madre. La medicación que se debe suministrar es muy cara, pero si no se la toma morirá. Ya sabes que no estamos en nuestro mejor momento económicamente hablando, y en este lugar jamás podremos estar mejor. Por ello tendrás que irte a España para poder conseguir un trabajo, obtener dinero y así pagar la medicación a tu madre. Además podrás seguir estudiando allí.
   Ella sabía que no le quedaba otra alternativa. Hizo sus maletas. A la mañana siguiente dejaría ese lugar. La idea de irse le horrorizaba, pero se consolaba al pensar que en España podría vivir con su abuela, la cual llevaba allí muchos años.

  A la mañana siguiente se despertó muy temprano. Se miró al espejo. Tenía los ojos muy rojos. Había estado toda la noche llorando. Iba a echar de menos todo aquello, sobre todo a sus padres. Además no sabía exactamente cuando volvería.
   Se despidió de todos y se dirigió al aeropuerto.

  Llegó a España después de un largo viaje. Los siguientes dos días fueron los más largos de su vida. Se sentía rara, no quería estar alli.
  Al tercer día recibió una llamada de su padre. Le anunciaron que ellos debían ir a España porque los medicamentos eran mucho más baratos alli.
   Luisa no podía estar más feliz. Pronto estarían juntos de nuevo rehaciendo sus vidas.

Confusión.

De vuelta a casa María se sentía cansada. Al llegar a la puerta e ir a introducir la llave en la cerradura por un momentó pensó en darse la vuelta y salir corriendo de aquel lugar. Sabía perféctamente lo que le esperaba allí dentro, y ese día sentía que no iba a poder soportarlo como siempre hacía.
Decidida, abrió la puerta sin hacer demasiado ruido, y la cerró de la misma forma. Deseó que él no estuviera en casa, deseó que no volviese jamás. De repente apareció Jaime y la abrazó. Le correspondió aliviada, él no había vuelto aún del bar. Podría disfrutar unos minutos de su hijo sin que él se lo impidiese.

Las horas pasaban, y él aún no había vuelto. Jaime cenó y se acostó, mientras que ella le esperaba con la cena en la mesa. "Que raro", pensó ella, "ya era muy tarde".
De repente una llamada, él habia sido asesinado en un acto racista. Ella estaba confusa. Miles de sentimientos se agolparon en su cabeza, alivio, ira, culpa, tristeza.. Era todo lo qe había deseado durante los 4 peores años de su vida, pero.. ¿Y ahora?